300 años de bendiciones
web@laverdad.com - María Paola Sánchez - Maracaibo - 19/11/2009 00:01 19
Las lágrimas corrían por los rostros de los fieles que con emoción esperaban la salida de la Santa Patrona. Las imágenes de cerámica de la Reina Morena estaban elevadas al cielo en señal de veneración, las plegarias se escuchaban sin cesar y los cánticos anunciaban que la conmemoración por los 300 años de la renovación de la fe mariana estaba por comenzar.
Los minutos pasaban y con ellos la emoción de la multitudinaria congregación crecía cada vez más. La plazoleta de la Basílica Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá fue el lugar idóneo para que cientos de creyentes se reunieran ayer en un solo sentir: celebrar la misa solemne en honor de los tres siglos de la aparición milagrosa de La Chinita en Maracaibo.
El reloj de la iglesia marcó las 5.30 de la tarde. En ese momento la puerta principal del templo se abrió. Los ojos de los presentes se abrieron para presenciar uno de los actos más emotivos del estado. De inmediato sacerdotes, presbíteros, curas y demás autoridades religiosas salieron para dar inicio a la eucaristía. Una lluvia de flores y de fuegos artificiales arroparon la salida de la reliquia. Un nuevo trono, manto y faldón vistieron de gala a la Madre Divina, quien portó también la orden Udón Pérez, entregada el martes pasado por el Consejo Legislativo del estado Zulia.
El coro del Banco Occidental de Descuento comenzó a entonar las notas del ¡Gloria a ti, casta Señora! Los pétalos de flores seguían cayendo desde el cielo y los fuegos artificiales anunciaban la buena nueva. Un majestuoso trono de madera, hojillado en oro y adornado con las imágenes de las conocidas ninfas que se encuentran ubicadas en los cuatro puntos de la plaza Bolívar de Maracaibo fue el punto focal. Un manto morado y un faldón también constituyeron las grandes sorpresas de la tarde. La túnica de 3,80 metros de ancho y 2,60 de alto fue una creación de la Fundación la Providencia, soldados y obreros de María.
Pablo Pérez, gobernador de Zulia; junto a Henrique Capriles Radonski, gobernador de Miranda; y César Pérez Vivas, de Táchira, estuvieron presentes para recibir la bendición de La Chinita.
Paz y amor
Monseñor Ubaldo Santana, arzobispo de la Arquidiócesis de Maracaibo, presidió la eucaristía. Su mensaje de amor, unión y paz llegó al corazón de los fieles. La ceremonia transcurría y poco a poco la plazoleta se colmaba cada vez más de creyentes.
Llegado el momento de las ofrendas una sorpresa cautivó al público. Y es que 300 niños, cada uno con un globo amarillo en la mano como símbolo de pureza, soltaron los balones llenos de helio para dar inicio así al Año Jubilar Chiquinquireño, que comenzó ayer y termina el próximo 18 de noviembre de 2010.
Luego de la sagrada eucaristía, la Chiquinquirá se paseó por su pueblo para mostrar sus regalos y bendecir a sus hijos. El recorrido comenzó en la Basílica, continuó en la avenida 12, la calle Ciencias, el Monumento de la Virgen de Rosario de Chiquinquirá, la avenida Páez, la calle 95 Venezuela y terminó de nuevo en la iglesia.
Unidos como hermanos
"Una devoción que une a los dos países se llama la Virgen de Chiquinquirá, porque es la patrona de Colombia, y es la patrona del occidente fronterizo de Venezuela", estas fueron las palabras de monseñor Roberto Lückert, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), para reiterar que la Virgen es símbolo de unión entre Colombia y Venezuela ya que la Reina Morena es también patrona del vecino país, según reseñó el portal de Unión Radio.
"Cuando se está hablando de agresiones, de violencia y cuando se están tocando las trompetas de guerra contra el hermano país de Colombia, una devoción que une a los dos países se llama la Virgen de Chiquinquirá, porque es la patrona de Colombia y es la patrona del occidente fronterizo de Venezuela".
LA VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ CELEBRÓ 300 AÑOS EN LAS CALLES DE MARACAIBO
Masiva procesión
Texto: Maidolis Ramones
Miles de fieles se congregaron anoche en la plazoleta de la Basílica. La caminata se inició tras la misa pontifical.
Crónica: Así vivimos la víspera del Día de la Chinita. También, PANORAMA estuvo presente en todas las rumbas de Maracaibo.
No hubo un gesto de vocación mariana que no se hiciera presente ayer, en la Basílica de Maracaibo, donde miles de feligreses del Zulia y del mundo entero se concentraron para celebrar 300 años de la aparición de la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.
Lágrimas, flores, ofrendas, promesas y peticiones llovieron sobre la imagen de la Reina Morena que, una vez más, en tres siglos de fe, estremeció a sus devotos. “Maracaibo se viste de fiesta para dar gracias a Dios por la lluvia de bendiciones que la Virgen de Chiquinquirá ha derramado sobre nosotros”, expresó monseñor Ubaldo Santana, arzobispo de Maracaibo, durante la solemne eucaristía pontifical realizada junto a los obispos de Venezuela.
Las manifestaciones de amor y devoción no vieron freno en edad. Niños, jóvenes y abuelos acudieron a la cita con un mismo propósito; rendir tributo a quien es símbolo de fe y zulianidad. Arelis Moran, de cuatro años, arrojó flores a la imagen de la Virgen, vestida de indígena y en cumplimiento de una promesa hecha por su madre, que de no ser por un milagro de la Chiquinquirá no hubiera podido traerla al mundo.
Pero Magda Pineda de Castillo cautivó a los presentes con una declamación a la Virgen. “Tenia 22 años cuando la coronaron por primera vez. Yo llevé el estandarte. Ahora tengo 89 y vengo a rendirle tributo con el mismo cariño”, dijo.
La fe de los devotos de María iluminó la plazoleta de la Basílica, donde la eucaristía estuvo acompañada por las melodías religiosa de nativos y foráneos unidos por un mismo amor.
“Hoy le pedimos a Dios que la fe de Venezuela se renueve constantemente y tomemos impulso para que la Iglesia sea la intermediaria para la unidad y la concordia de nuestro pueblo”, expresó el párroco de la Basílica, Eleuterio Cuevas.
La consagración del pueblo zuliano a la Virgen del Rosario del Chiquinquirá estuvo a cargo de monseñor José Anibal Quintero, obispo de Margarita: “Que la Virgen María sea la intermediaria para acercar más al pueblo con nuestro Señor”, expuso.
Ya han pasado tres siglos desde que una Virgen renovó la fe de un pueblo y cada año la devoción se hace más fuerte y, ante tanto amor, los fieles volvieron a exclamarle: “¡Gloria a ti, casta señora!”.
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