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domingo, 7 de febrero de 2010

EL EVANGELIO DEL DOMINGO




Hoy la Iglesia celebra : San Ricardo, San Tobías, Beata Rosalía Rendu (1786-1856), San Gil María De San José , Santa María de la Providencia, Beato Pío IX


Lecturas
Leer el comentario del Evangelio por : San José María Escrivá de Balaguer «Gratis habéis recibido, dad gratis» (Mt 10,8)



Evangelio según San Lucas 5,1-11.


En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.


Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes". Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.


Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador". El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



PESCADOR DE HOMBRES.

1.- Tú has venido a la orilla,

ho has buscado ni a sabios ni a ricos,

tan sólo quieres que yo te siga.



Señor, me has mirado a los ojos,

sonriendo has dicho mi nombre,

en la arena he dejado mi barca,

junto a Ti buscaré otro mar.



2.-Tú sabes bien lo que tengo,

en mi barca no hay oro ni espadas,

tan sólo redes y mi trabajo.



3.-Tú necesitas mis manos,

mi cansancio que a otros descanse,

amor que quiera seguir amando.



4.-Tú pescador de otros lagos,

ansia eterna de almas que esperan,

amigo bueno que así me llamas.

Autor: P. Mariano de Blas, LC

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