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domingo, 21 de marzo de 2010

EL VIA CRUCIS

El Via Crucis sigue siendo un modo de oración muy válido, sobre todo en las últimas semanas de la Cuaresma, cuando la atención de la comunidad cristiana se centra en la Pasión de Cristo.

Es un ejercicio piadoso que tiene como tema de meditación y oración el mismo que la liturgia: la muerte salvadora de Jesús, su entrega pascual. Eso sí, tiene una pedagogía distinta: las «estaciones», imitando el camino de Jesús hacia la Cruz; lecturas bíblicas; oraciones más libres; estrofas de algún canto adecuado; momentos de silencio reflexivo.

Tanto si se hace en la iglesia como en un espacio abierto, el Via Crucis puede ser una buena experiencia de oración y una preparación válida para la celebración de la Pascua. No es extraño que, históricamente, esta clase de oración caminante tuviera su origen en Jerusalén, donde los peregrinos pronto empezaron a querer seguir las huellas del camino de Jesús hacia el Calvario, a lo largo de la «Via dolorosa”. Pero, al correr de los siglos, también en otros lugares se quiso imitar este ejercicio piadoso. Reflexionar y orar en torno a la muerte de Cristo ha sido siempre una de las dimensiones más populares de la fe cristiana.

La estructura actual de las catorce estaciones tomó forma en el siglo XVIII, pero siempre había existido un margen de flexibilidad en esta oración. En un tiempo como el nuestro, en el que incluso las formas más importantes de oración, por ejemplo las plegarias eucarísticas, han sido objeto de profunda revisión eclesial, no es extraño que también al Via Crucis le haya afectado este deseo de renovación.

Los criterios que poco a poco han ido prevaleciendo, por iniciativa privada y a veces también por orientaciones magisteriales (aunque por tratarse de algo que no es celebración litúrgica no sean tan oficiales), se puede decir que son estos:

a) dar importancia a las escenas que aparecen en el evangelio, y relativizar otras: así, permanece el recuerdo del Cireneo que ayuda a Jesús y su encuentro con las mujeres, y desaparece de las estaciones la escena de la Verónica. Desaparece también el encuentro de María con su Hijo durante el camino, mientras que se tiende a recordar con una estación su presencia con Juan al pie de la Cruz;

b) se evitan los duplicados: las tres caídas de Jesús, quedan reducidas a una;

c) se tiende a iniciar el camino de la cruz, no en la escena de la condena a muerte por parte de Pilato, como antes, sino en la Ultima Cena (que ya fue anticipo sacramental de la muerte de Cristo) o al menos en su agonía en Getsemaní;

d) también hay una opción bastante constante, de no terminar el Via crucis en la escena del sepulcro, sino en la resurrección; aunque sea «el camino de la cruz», pero se quiere concluir con la perspectiva de la nueva vida a la que pasa Cristo;

e) se han privilegiado las lecturas biblicas, aunque también tienen cabida las reflexiones más personales; en el Via Crucis del Viernes Santo, el Papa ha ido invitando a personas concretas a preparar y pronunciar las reflexiones y oraciones que les parecieran convenientes: el 1993, a una religiosa católica italiana; el 1994, a un patriarca ortodoxo; el 1995, a una monja protestante suiza…

Con estos criterios, se suele configurar ahora el Via Crucis de forma distinta.

Via Crucis tradicional

1. Jesús condenado a muerte
2. Jesús carga con la cruz
3. Jesús cae por primera vez
4. Encuentro con su madre
5. El cireneo
6. La Verónica
7. Cae por segunda vez
8. Mujeres de Jerusalén
9. Cae por tercera vez
10. Despojado de vestidos
11. Clavado en la cruz
12. Muerte de Jesús
13. Bajado de la cruz
14. Sepultado

Via Crucis más actualizado

1. La Ultima Cena (Mt 26, 20-29)
2. Agonía del huerto (Lc 22,41-46)
3. Arresto de Jesús (Mt 26,47-56)
4. Ante el Sanedrín (Mc 14,53-65)
5. Pedro le niega (Mc 14,66-72)
6. Ante Pilato (Jn 18,28-38)
7. Flagelación (Mc 15,15-19)
8. Condenado a muerte (Mt 27,12-15.26)
9. Cireneo y mujeres (Lc 23,26-32)
10. Crucifixión (Mc 15,22-30)
11. Palabras de Cristo (Lc 23,34)
12. Muerte de Jesús (Jn 19,31-34)
13. Sepultura (Lc 23,50-56)
14. Resurrecci6n (Mt 27,62-66; 28,1-7)

En ocasiones sucesivas, en el Via Crucis “del Papa”, se han variado algunas estaciones: a veces se omiten la Ultima Cena y la Resurrección, y se introducen la traición de Judas, la fe del buen ladrón y la presencia de María y Juan al pie de la Cruz.

El Via Crucis bien hecho nos ayuda:

- a meditar en la Pasión de Cristo, valorando la seriedad de su entrega redentora,

- a interpretar la historia contemporánea de la Humanidad como participación en este camino doloroso de Cristo,

- a solidarizarnos personalmente cada uno de nosotros tanto con el camino de Cristo como con el de la Humanidad: para dar esta dimensión de entrega pascual también a nuestra existencia, con sus fatigas y dificultades. Se trata de “concelebrar” con Cristo y con todos los hombres el misterio de la cruz: “tome su cruz y sígame”.

Cortesía de encuentra.com

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