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viernes, 3 de agosto de 2012

VIDA Y OBRA DE MONSEÑOR RAFAEL ARIAS BLANCO


Nace en La Guaira (Distrito Federal) el 18.2.1906 y Muere en Barcelona (Edo. Anzoátegui) el 30.9.1959.....Fueron sus padres Carlos Manuel Arias y Carmen Teresa Jiménez. Huérfano a los seis años de edad, fue criado y educado por sus tías paternas Mercedes, Isabel y María Teresa Arias. A la temprana edad de 11 años, manifestó su deseo de hacerse sacerdote, por lo que ingresó al Seminario Metropolitano de Caracas el 17 de enero de 1917. Allí cursó estudios de latinidad, humanidades, ciencias y filosofía. Culminados los mismos, recibió las órdenes menores el 1 de febrero de 1925 de manos del entonces arzobispo de Caracas monseñor Felipe Rincón González.
    
     Luego de esto continuó su formación sacerdotal en el Colegio Pío Latinoamericano y en la Universidad Gregoriana de Roma, donde realizó estudios de teología, sagradas escrituras, patrística, historia eclesiástica y derecho canónico para recibirse de doctor en teología. La ordenación sacerdotal le fue impuesta en Roma el 22 de diciembre de 1928 y el 25 del mismo mes ofició su primera.
 
     A mediados de 1929 regresó a Venezuela, siendo adscrito a la arquidiócesis de Caracas, en la cual ejerció como cooperador de la Santa Capilla, capellán del Seminario, cura párroco de Guatire, vicario de Villa de Cura y párroco del Divina Pastora en Caracas. Encontrándose en esa misión sacerdotal, le fue conferido el nombramiento de obispo auxiliar de Cumaná, con el título de Attalea Pamphilia. La consagración episcopal fue oficiada el 12 de diciembre de 1937 en la iglesia parroquial de la Divina Pastora. El gobierno de Eleazar López Contreras lo postuló entonces para ejercer la diócesis episcopal de San Cristóbal, cargo en al que promovido por la Santa Sede el 12 de diciembre de 1939 y como tal tomó posesión en 1940. Al frente de la mencionada diócesis finalizó la construcción del Seminario Mayor, celebró el Congreso Catequístico, las bodas de plata de la diócesis y el Congreso Vocacional, ocupándose además de la creación de nuevas parroquias. Entre 1942 y 1956 se desempeñó como asesor nacional del movimiento Acción Católica. Conjuntamente con el ejercicio del obispado de San Cristóbal, la Santa Sede lo comisionó para que atendiera la diócesis de Barquisimeto como administrador apostólico, cargo en el que permaneció desde el 30 de diciembre de 1947 hasta la llegada del nuevo obispo de esa ciudad, monseñor Críspulo Benítez. El 23 de abril de 1952 el papa Pío XII lo designó arzobispo coadjutor de Caracas con derecho a sucesión. A la muerte de monseñor Lucas Guillermo Castillo, automáticamente monseñor Arias Blanco se convirtió el 9 de septiembre de 1955, en el undécimo arzobispo de Caracas. En el arzobispado, Arias Blanco se preocupó especialmente de las vocaciones sacerdotales y de la organización de la curia arzobispal, poniendo sumo cuidado en el funcionamiento de las parroquias, las cuales, durante su gobierno, fueron aumentadas de menos de 30 a 58, más 4 en proyecto de ser ejecutadas.
 
     Arias Blanco organizó el Congreso Eucarístico Bolivariano, fundó el Secretariado de Acción Social (Cháritas) y presidió la Unión misional del Clero, así como el Proyecto de Ley de Reforma Agraria. Su inquietud y sensibilidad social lo llevaron a cuestionar y enfrentarse al gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, motivo por el que fue conocido como el Arzobispo de la Resistencia. En tal sentido, el 1 de mayo leyó una carta pastoral, redactada por el obispo Feliciano González Ascanio, en la cual se analizaba la creciente oposición popular al régimen. Redactada en lenguaje sobrio pero enérgico, señaló con estadísticas de las Naciones Unidas y observaciones propias, el proceso de empobrecimiento de los trabajadores venezolanos, condenó el latrocinio, los atropellos y el allanimiento de miles de hogares por parte de la Seguridad Nacional. Asimismo, en la pastoral se abogaba por la defensa de la clase obrera, afirmando: "... Para mejorar la condición de los trabajadores, nuestra legislación social debe proponerse: la consagración del salario vital obligatorio y la institución igualmente nacional de una política de prestaciones familiares, pues se trata de dos conquistas logradas ya en muchas naciones cristianas del mundo occidental..." En definitiva esta pastoral confortó el ánimo y la moral de la resistencia popular y aceleró el proceso que culminó el 23 de enero de 1958 con la caída del gobierno de Pérez Jiménez. En septiembre de 1959, monseñor Arias Blanco se dirigía a Barcelona (Edo. Anzoátegui) para dictar una serie de conferencias en esa diócesis, cuando sufrió un accidente en el que perdió la vida.

DECLARACION SOBRE EL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL EXCMO. SR. DR. RAFAEL ARIAS BLANCO, XI ARZOBISPO DE CARACAS
A lo largo de su historia, la Iglesia en Venezuela se ha visto engalanada con la presencia y actuación de grandes venezolanos que consagraron sus vidas al servicio de Dios como sacerdotes, religiosos o laicos. Entre ellos descuella la figura del egregio Arzobispo de Caracas, Mons. Rafael Ignacio Arias Blanco de cuyo nacimiento se cumplirán 100 años  este próximo 18 de febrero.
Nacido en la Ciudad de La Guaira, frente al inmenso mar Caribe,  Mons Arias Blanco fue un excelente sacerdote de la  Arquidiócesis de Caracas.  A muy temprana edad sintió el llamado del Señor  a consagrar su vida al servicio de Dios y de sus hermanos en el hermoso camino del sacerdocio. Ordenado el 22 de  diciembre de 1928, ejerció sus labores pastorales en Caracas, Guatire y Villa de Cura. Por sus grandes dotes personales, fue llamado al episcopado en 1937, siendo muy joven,  y fue consagrado Obispo  el 12 de diciembre de1 mismo año en la Iglesia de la Divina Pastora en Caracas.
Cosechó sus primicias episcopales en Cumaná, como Auxiliar del Obispo Sixto Sosa durante dos años, hasta cuando fue nombrado Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, el 12 de diciembre de 1939. Allí, en las montañas del Táchira, desplegó una extraordinaria y fructuosa labor episcopal hasta 1952. Durante 12 años realizó en esa Diócesis una estupenda  labor pastoral fortaleciendo, entre otras obras, el Seminario Diocesano de Santo Tomás de Aquino; fue también  Administrador apostólico de la Diócesis de Barquisimeto desde 1947  hasta 1949.
Para acompañar al muy querido Arzobispo Lucas Guillermo Castillo en la atención pastoral de la Arquidiócesis de Caracas, Mons Arias  fue nombrado Arzobispo Coadjutor de Caracas el 23 de abril de 1952, y luego, a la muerte del Arzobispo Castillo,  el 9 de septiembre de 1954  se convirtió en el XI Arzobispo de esta Arquidiócesis.
Su carácter emprendedor, su celo apostólico y su  labor incansable se manifestaron en todo su esplendor en esa entonces  inmensa Arquidiócesis que en esa época abarcaba no  sólo todo el Distrito Federal, sino también los Estados Miranda y Aragua. En pocos años  dio un gran impulso a la vida de la Iglesia caraqueña, con la creación de nuevas Parroquias, la organización de la Curia Arzobispal y  del Seminario, el establecimiento  de numerosas comunidades de vida consagrada, el fomento de las vocaciones sacerdotales, el fortalecimiento de la catequesis escolar y de la  educación católica, el desarrollo de los Secretariados Arquidiocesanos de Pastoral, y la realización del Congreso Eucarístico Bolivariano.
Se preocupaba también  por la ayuda a otras  Diócesis, a las cuales auxiliaba promoviendo el establecimiento de comunidades religiosas en las zonas más necesitadas. Co-fundador de Pro-Venezuela, se interesaba por todos los problemas del pueblo, muestra de lo cual es su último telegrama, fechado  el mismo día de su muerte y enviado  al entonces Secretario de la Presidencia de la República, planteando el problema de la escasez de agua en el estado Anzoátegui. Su trágica muerte, ocurrida el 30 de septiembre de 1959 en un accidente automovilístico en compañía del Obispo de Barcelona, Mons. Humberto Paparoni, y del Padre Hermenegildo Carli, fue ocasión de extraordinarias manifestaciones de duelo y pesar por parte de todos los sectores de Caracas y de Venezuela.
Dotado de grandes cualidades, entre ellas una férrea personalidad, gran simpatía personal, carismático liderazgo, amor a la libertad y patriotismo, Mons. Arias Blanco, insigne apóstol de los pobres, se preocupó especialmente por la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia, y publicó su famosa Carta Pastoral  sobre la cuestión laboral en ocasión del 1 de mayo de 1957,  la cual fue punto de partida para la caída de la dictadura y el restablecimiento de la vida democrática en Venezuela.
Mons. Rafael Arias Blanco constituye para todos los creyentes, pero especialmente para los sacerdotes de hoy, un ejemplo extraordinario de entrega, generosidad, incansable actividad pastoral, desprendimiento y servicio a los pobres.
Invitamos a  todos los fieles católicos, en especial en  las Arquidiócesis y  Diócesis donde Mons. Arias Blanco ejerció su ministerio episcopal, a celebrar con gratitud al Señor el centenario de este preclaro apóstol de Jesucristo, ejemplo de amor a Dios y al prójimo y de invalorable servicio a nuestra querida Venezuela.
Finalmente, por la intercesión de María, nuestra  madre amorosa, la Virgen de Coromoto, ahora cuando nos preparamos a poner en marcha las conclusiones del Concilio Plenario de Venezuela, rogamos a Dios quiera  suscitar en nuestra Patria, muchos hombres y mujeres que, siguiendo el ejemplo de Mons. Rafael Arias Blanco, den su vida en el sacerdocio o la vida consagrada  al servicio del Señor Jesús y de nuestro pueblo venezolano.
Caracas, 15 de febrero de 2006

Ubaldo R. Santana Sequera
Arzobispo de Maracaibo
Presidente de la C.E.V.
Roberto Lückert León
Arzobispo de Coro
1er. Vicepresidente de la C.E.V.
Jorge Urosa Savino
Arzobispo de Valencia
2do. Vicepresidente de la C.E.V.
Ramón Viloria Pinzón
Obispo de Puerto Cabello
Secretario General de la C.E.V.

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