NARRADOR
CRIADO
ISABEL
COLÓN
CORO DE SABIOS
SABIO 1
MARINOS
RODRIGO DE TRIANA
Acto I
(Al levantarse el telón sale Castilla la Vieja, con su audífono en la oreja, su rosario y su bastón. Ábrese luego un portón y aparece una capilla donde Isabel de Castilla va rezando una oración)
(Aparece un criado bastante malcriado)
CRIADO: Perdone la interrupción: ahí afuera está el nuevo el italiano del huevo con otra demostración. No lo he dejado pasar, porque aunque muy caballero, su vestido y su sombrero me dan mucho que pensar.
ISABEL: ¿Te refieres a Cristóforo? ¡Que pase! ¡Pobre criatura! Lo que él tiene no se cura pero se alivia con fósforo.
(Entra Colón cantando con la música de “La vaca lechera”)
ISABEL: ¡Queridísimo Colón! ¿A qué vienes a Castilla? ¿Qué buscas en esta villa famosa por su jabón? ¿Qué se te ofrece, Colón? ¿En qué socorrerte puedo? ¿Por qué andas con ese dedo parado como un cañón?
COLÓN: Pues mi visita de ahora se debe a que traigo el mapa que mi tesis corrobora de que la tierra es, señora, redonda como una papa.
COLÓN: Que si una buena tajada su alteza real me entrega, verá que pronto le llega toda esa papa pelada.
ISABEL: ¿Y trajiste el presupuesto?
COLÓN: ¿Si lo traje? ¡Por supuesto! Aquí todo el plan, incluyendo camarera y un entierro de primea por si muere el capitán.
ISABEL: ¡Pero eso es más de un millón! O, a menos, eso aparenta, ¿por qué no sacas la cuenta? ¡Saca la cuenta, Colón!
COLÓN: Un cuartillo es un cuartillo, dos cuartillos, medio real, tres cuartillos, tres cuartillos, más otro cuartillo, un real.
ISABEL: Mi tristeza es infinita, porque la contestación es que yo no tengo ahora ni un miserable doblón. ¡Ay, Cristóbal, nada iguala nuestra triste situación! Le debemos a Marchena su quincena de oración; Torquemada brinca y salta por la falta de carbón; no le damos un mendrugo ni al verdugo ni al bufón, y Anastasio, mi alquimista, se despista con razón: de mil mezclas que ha intentado no ha sacado ni latón.
COLÓN: ¿Y las comidas aquellas que sirven en el condado, atendida por doncellas, con costillas de venado y unas lonjas de pescado que brillan igual que estrellas y un champán color dorado cuyos corchos, cual centellas se escapan de las botellas y van a dar al tejado? ¿Acaso todo es fiado?
ISABEL: Esos, querido Colón, son regalos que a Fernando le mandan de cuando en cuando sus parientes de Aragón.
COLÓN: El viento viene ligero, tranquila canta la mar... Si no tienes dinero, dame algo para empeñar.
ISABEL: Entonces, toma estas prendas, y escucha con atención: el precio en que tú las ventas te lo regaló, Colón.
(Le entrega al descubridor una pulsera muy mona, las joyas de la corona y un reloj despertador)
COLÓN: De todo se ha desprendido... ¡Qué soberana tan noble! ¡Si llego a pedirle el doble también hubiera caído!
(De pronto llegan catorce sabios con astrolabios de este color, y se apodera rápidamente del eminente descubridor)
CORO DE SABIOS: Ya la reina te dio el real, mas no irás al continente si no sales con un veinte del examen bimestral.
SABIO I: Cristóbal, venga al tablero y a ver si nos adivina: entre el huevo y la gallina, ¿cuál de los dos fue el primero?
(Otro sabio de Silesia con un revólver lo apunta lo apunta y en rumano le pregunta por qué entra el perro a la iglesia. Pero tiene el genovés tal crisis de nerviosismo que habla con él es lo mismo que llamar al ciento tres.
TODOS LOS SABIOS: Contestarnos no ha podido y es nuestro fallo aplastante que el mencionado almirante tiene el cerebro podrido.
(Y a punto de fracasar Colón el ingenio afina, y les pide una gallina para poder contestar. El pedido estrafalario causa a Marchena extrañeza pero asoma la cabeza por detrás del escenario. Entonces hace en una esquina la Real Gallina su aparición se sube el traje se mete al nido y hace un pedido para Colón. Y a todo el mundo deja asombrado del resultado de su gestión, pues es la gallina de estilo nuevo, y en vez de un huevo pone un pollón)
COLÓN: ¡Así como ha hecho la gallina esa, yo le daría la gran sorpresa!
ACTO II
(Ya lista la embarcación y embarcado el cargamento, fregado, pero contento sale de Palos Colón)
COLÓN Y SUS MARINOS: ¿Izaron las velas? ¡Izadas están! ¿Lavaron el ancla? ¡También, capitán! ¿Abordo están todos? ¡Ya todos están! ¡Toquen la campana! ¡Muy bien capitán! ¡Titaqui titán! ¡Titaqui titán!
COLÓN: ¡Adiós, buenos! ¡Adiós, malos! En mi nave ya me monto, pero prometo que pronto regresaremos a Palos .
ACTO III
(Alta mar. Pasa el navío. La escena que se ve a bordo no es escena, sino un lío verdaderamente gordo)
COLÓN: ¡Santo Dios no sé que hacer! Se me está alzando la gente y el bendito continente ni sueña en aparecer.
A REGRESAR NO ME ATREVO: Los barcos están muy malos y si de vuelta los llevo, tal vez no llegue ni a Palos.
Y tan sumido Colón, está en su preocupación, que pasa la noche entera
manejando una ponchera, creyendo que es el timón.
EXTRACTOS SIGNIFICATIVOS DEL DIARIO DE COLÓN
Lunes siguiente…
"Con tirarme por la borda, me amenazaron ayer.
Algo me hace suponer, que aquí se va a armar la gorda"
Dos lunes después…
"Después de quitarme el mando, Vicente Yánez Pinzón
me amarró de un botalón, en el que voy meditando, ¿Será que está conspirando, Vicente Yánez Pinzón?
Marinero I: Si no da en puerto el navío, (a Colón) en tal fecha de tal año
¡os vais a llevar un baño, de padre y señor mío!
Colón: ¡No, no, yo no sé nadar! Hacedlo por patriotismo:
¡No me tiréis al abismo, donde reina el calamar!
Pero Rodrigo de Triana grita: ¡Tierra! en ese instante
y es así como el Almirante, se salvó por la campana
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