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sábado, 7 de marzo de 2009

El reto de los nuevos modelos educativos
Prof. Sylvia Ruiz Casanova

Universidad del Mayab

En el proceso enseñanza-aprendizaje es importante la selección de distintas actividades que permitan al alumno no solo ver, escuchar y hablar sino que le proporcionen una vivencia que propicie la reflexión y un cambio de conducta. La existencia del maestro es un agente más que debe motivar en el individuo una participación activa en el proceso, proporcionando la oportunidad de vivir experiencias significativas mediante una variedad de actividades.

Las universidades a la vanguardia en la educación nos están proporcionando a los maestros modelos educativos actuales basados en estrategias para lograr resultados en la práctica docente que permitan el aprendizaje en distintas categorías del conocimiento de acuerdo al nivel en que se encuentra y nos impulsan a diseñar estrategias para preparar nuestras clases y materiales didácticos que sirvan de andamiaje al alumno para concebir y desarrollar su potencial creativo.

Ahora resulta que el maestro, para poder cumplir con los criterios de una educación de calidad tiene que iniciar un proceso de des-aprendizaje de lo que tradicionalmente había sido enseñar: un proceso de transmisión (dar) y aprender (recibir) que se daba entre dos sujetos: el maestro (transmisor) y el alumno (receptor), en el cual el maestro era el que educa, sabe, habla y actúa; y el alumno era educado, no sabía, escuchaba y observaba pasivamente.

Actualmente el maestro, aunque cuente con un gran dominio de los contenidos de su asignatura tiene que ser educado en los nuevos modelos educativos ya que no sabe estrategias de aprendizaje significativo, debe escuchar a los expertos en educación y atender sus recomendaciones para una mejor práctica docente y sobre todo utilizar todo su talento y creatividad para que los alumnos se conviertan en los actores principales en este nuevo escenario educativo.

El gran reto para el cambio a los nuevos modelos educativos centrados en el alumno es para todos los que participamos en el proceso como padres de familia, administradores universitarios y profesores:

Modificar un ambiente generalizado de apatía y desinterés por parte de los alumnos, quienes solo esperan pasivamente la actuación del profesor a la hora de la clase.
Propiciar el aprendizaje no solo conocimientos sino también de valores y buenos hábitos.
Evitar las clases rutinarias donde el maestro solo expone, o peor, dicta, y cree que enseñar solo significa “dar” información.
El papel de nosotros como maestros es poner al alcance del alumno la oportunidad de vivir el mayor número y diversidad de experiencias significativas que lo lleven a cambios positivos de su conducta, dentro del contexto de la asignatura que impartimos. Una experiencia significativa es aquella que está en relación con las necesidades del alumno, que contribuye a resolver problemas, que le permite cierta satisfacción al realizarla y por supuesto que está dentro del campo de posibilidades del estudiante.

Visto de esta manera, el maestro tiene el reto de despertar el interés del alumno es preciso que sea un “promotor” o “facilitador” del aprendizaje. Su papel es coordinar, organizar y seleccionar diferentes medios que pueden ser utilizados para proporcionar información y seleccionar el método, las actividades y los materiales de enseñanza, como parte de la estrategia del proceso de instrucción. Asimismo puede no solo permitir sino motivar al alumno para que él sea quien busque y seleccione aquellas experiencias que sean altamente significativas para el y su grupo. O sea que el alumno aprenda a aprender y lo más importante: que tenga la actitud de seguir aprendiendo.


Nuestros modelos educativos se fundamentan en la fusión de varias de las teorías de aprendizaje, que han demostrado su eficacia a lo largo de los años y los avances tecnológicos del mundo moderno, con el único fin de lograr experiencias de aprendizaje inolvídales.

Para nosotros una experiencia de Aprendizaje Inolvidable es una situación previamente diseñada o que se produce de manera espontánea y que se aprovecha con fines didácticos cuyo significado, pertinencia o impacto despierta el interés de individuo y hace que permanezca en la memoria.

Estas experiencias deben ser significativas, es decir relevantes para el sujeto que las vive; de forma que los conocimientos previos “se conecten” con los viejos a fin de lograr conceptos, ideas, pensamientos y finalmente conocimientos cada vez más complejos y aplicables a las organizaciones donde este talento se desempeña.

Nuestro modelo busca que a través de estas experiencias, el individuo pueda construir su propio conocimiento, compartirlo y descubrir que el proceso de enseñaza-aprendizaje es bi-direccional e infinito. Por ello, aprende tanto el participante como el facilitador, quien juega un rol de apoyo.

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