Nació en la Guaira el 18 de febrero de 1906. A los 11
años ingresó al Seminario Metropolitano de Caracas donde cursó estudios
de latinidad, humanidades, ciencias y filosofía. Recibió las órdenes
menores el 1° de febrero de 1925, de manos de Mons. Felipe Rincón
González. Viajó a Roma a emprender estudios de teología, sagradas
escrituras, patrística, historia eclesiástica y derecho canónico en el
Colegio Pío Latinoamericano y Universidad Gregoriana.
De regreso a
Venezuela fue cooperador de la Santa Capilla, capellán del seminario,
cura párroco de Guatire, vicario de Villa de Cura y cura párroco de la
Divina Pastora. Entonces le fue conferido el cargo de obispo auxiliar de
Cumaná, con el título de Attalea Panphilia. La consagración episcopal
fue el 12 de diciembre de 1937 en la Divina Pastora. El gobierno de
Eleazar López Contreras lo postuló para ejercer la diócesis episcopal de
San Cristóbal, cargo al que fue promovido por el papa Pío XII, el 12 de
diciembre de 1939.Tomó posesión de ésta el 11 de febrero 1940 y aquí
estuvo hasta 1952.
Cuando murió Mons. Lucas Guillermo Castillo se convirtió en el undécimo
arzobispo de Caracas. En el Táchira Mons. Arias fue mecenas de la
educación y de las vocaciones sacerdotales, creó el Seminario Mayor, se
ocupó del movimiento de Acción Católica, celebró el Congreso
Catequístico, creó varias parroquias y fue el fundador del Secretariado
de Acción Social (Cháritas).
Eran los tiempos de la segunda guerra
mundial. Todas estas iniciativas inspiraron en Caracas su actuación.
Allí fundó el Secretariado de Acción Social (Cháritas) y celebró el
Congreso Eucarístico Bolivariano. Mons. Arias fue un gran obispo.
Presidió la Unión Misional del Clero. Fundó el Secretariado de Acción
Social (Cháritas), fue un estudioso y ejecutor de obras de acción
social, estudió detenidamente la cuestión obrera y sus reivindicaciones a
la luz de su propia experiencia y de las normas de las Naciones Unidas.
Fue el Obispo que se enfrentó valientemente a la tiranía y la venció.
Fue el Pastor que detuvo al lobo voraz y defendió su rebaño de la
injusticia y de la muerte. Laus Deo.
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