
LAS FRIAS NOCHES EN EL HOSPITAL
Medico soy de vivos y muertos, de sanos y enfermos, en medio del stress de la sombras y del lúgubre ambiente que rodea la vida, nobles pacientes que en cama esperan el alivio del dolor, las penas y tristezas, esta noche hay calma, hace tanto tiempo que una noche no era tan tranquila.
El silencio asusta, animas en pena, anuncian la tragedia que cada noche termina con la vida de un paciente, las enfermeras corren, el rechinar de la ruedas sin aceitar del carro de paro anuncian un trágico final, yo observo, soy un espectador mas en este submundo del mundo de dolor y las penas de muerte. No hay cabida para las sonrisas, el desasosiego invade, la impotencia de no poder hacer mas nos invade.
Tantos conocimientos, tantas habilidades, tantas horas de estudio, parciales, trasnochos que no terminan, el docente que nos domina con magistrales clases.
Y la lucha entre la vida y la muerte continua, en ocasiones ganamos, pero en otras salimos derrotados, que hice mal? Mi corazón se pregunta, solo el designio de un Dios misericordioso con el sufrir de sus hijos es capaz de calmar tanto dolor tanta miseria.
Y ellas con sus vestidos blancos, enfermeras dedicadas brindan sus cuidados, son nuestros ojos, nuestras manos, llegan a donde nosotros no podemos llegar, nos apoyan y formamos un equipo sin igual medico y enfermera, enfermera y medico, dos personajes jugando a cuidar y preservar la vida y arrebatarle a la parca a aquellos a quien ella busca día a día, ganamos y perdemos.
Soy medico y como el gran Hipócrates de la antigüedad he prometido… Mantener mi vida pura y santa Y, mi arte de curar será inmaculado, transparente, hare uso de mi buen juicio y de toda la ciencia a mi alcance para determinar el tratamiento mas adecuado a mis pacientes.
Soy medico quiero cuidar a mis pacientes con amor y esmero, brindar el mejor de los cuidados y aunque se me enseño año involucrarme, he aprendido que debo involucrarme, ver en el corazón de mis pacientes, desarrollare empatía para entender su sufrimiento, su dolor antepondré ante todo mi conciencia a la conveniencia y me guiare por los dictados de ella para no fallar nunca en mis responsabilidades.
Soy medico y en ocasiones me siento frágil, endeble, y el no poder hacer nada me atormenta.
Las fiebres suben y bajan la precede un escalofrió y llega hasta la huesos, he aprendido que la vida es corta, imprecisa, volátil, injusta; En una vida, como en la que vivimos, donde la prisa es la constante Y es la que marca el ritmo de la noche y el día de nuestros sentimientos.
Soy un medico de carne y hueso, en ocasiones me sobrecogen las penas y los dolores, no soy inmune al dolor ajeno, sufro y en silencio mi corazón llora, no se que hacer, que mas puedo hacer, brindé lo mejor de mí, sus ojos me miran me suplica que haga algo, me grita… no quiero morir, mira los ojos de mi hijos, quedan solos, no me deje morir; pero que puedo hacer, al caso soy yo el Dios de la vida y de la muerte, no, no lo soy, solo soy un medico que trata de aliviar el dolor.
Soy un medico, ahora estoy en cama, me muero, mis colegas me miran, miles de pacientes pasan por mi memoria, me agradecen y me dan la bienvenida a un mundo que no conocía, un mundo de muertos, pero ahora me siento mas vivo que nunca, lloro, dejo atrás todo por lo que tanto luché por muchos años, me doy cuenta que ya no hay nada que hacer, otra ves la enfermera corre y llega hasta mi lado con el carro de paro, pero ya es tarde, desde lo alto de la habitación y en un rincón, observo mi cuerpo frágil, todos se esfuerzan, luchan, pero es tarde y no hay nada que hacer.
Soy un medico, seré un medico y en la eternidad seguiré siendo un medico y desde este nuevo mundo de luz, seguiré viendo a mis colegas día a día luchando por salvar una vida, por brindar el mejor tratamiento, por dar amor y sus conocimientos, la vida sigue, es un circulo que nunca termina.
AUTORA: LIDA ZARITH RIVERA
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